Ayudando a nuestro hermano depresivo
Intentemos ser pacientes y soportemos ese sufrimiento del que también nosotros somos causa.
Cuando una persona depresiva no quiere sanar, ¿cómo debemos proceder? ¿Qué más podemos hacer?
—Tenemos que amarla y apoyarla, porque significa que siente que no puede más. Recordemos esto: no esperemos nada de nadie. Así las cosas, intentemos ser pacientes y soportemos ese sufrimiento del que también nosotros somos causa. El depresivo de mi familia ha asumido sobre sí también la depresión que yo no he vivido. Por eso, debo compartir con él ese dolor. Con mucha paciencia, sin exigir nada. Y, si es posible, enseñarle a alegrarse comenzando por las cosas sencillas. ¿Cómo? Dándole pequeñas alegrías a través de las cuales pueda aprender a alegrarse. Al mismo tiempo, si notamos que de algún modo está abusando, hablémoslo con claridad: “Disculpa, esto ya es demasiado, sé que lo entiendes, pero esto no puedo hacerlo...”. No se trata de simplemente consentir al otro porque está padeciendo. También aquí, la oración y el acompañamiento de un padre espiritual son fundamentales. La oración ayuda y enseña muchas cosas, de manera concreta, a cada instante.
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Deschide Cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 179)