Palabras de espiritualidad

Busquemos la unidad, siendo pacientes los unos con los otros

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“Concédeme ver mis propias faltas y no condenar a mi hermano”, dice San Efrén de Siria en su oración. Si empezamos a compararnos con el esfuerzo de los demás, el maligno puede encontrar la manera de hacernos caer en el desaliento.

Rechacemos todo lo que provenga del espíritu de curiosidad. Cumplamos con nuestras responsabilidades, sin interesarnos por lo que hagan o dejen de hacer los demás. Cuando apartamos ese espíritu de curiosidad, Dios nos da lo que en verdad necesitamos. No es posible engañar a Dios. Él es tan poderoso y tan justo, que no hay nada que le podamos ocultar.

“Concédeme ver mis propias faltas y no condenar a mi hermano”, dice San Efrén de Siria en su oración. Si empezamos a compararnos con el esfuerzo de los demás, el maligno puede encontrar la manera de hacernos caer en el desaliento.

Cuando surgen riñas, enemistades y conflictos entre las personas, es imposible volver a la unidad si nadie se decide a soportar los defectos del otro. Como bien dice el Apóstol Pablo, es mejor soportar las ofensas que ofender.

Si oramos fervientemente por el amor de nuestros hermanos y hermanas, para poder recorrer juntos el caimino de la vida, en el mismo espíritu y en la unidad del amor que proviene de Dios, fácilmente podremos alcanzar la semejanza con Cristo. Sin embargo, si nos concentramos en las inevitables nimiedades e imperfecciones de esta vida, terminaremos perdiendo el don de la contemplación de Aquel que es Eterno.

(Traducido de: Arhimandritul SofronieDin viață și din Duh, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, pp. 49-50)