«La iglesia es un ícono arquitectónico. Cada iglesia es una copia del Cielo. Así, podría afirmar que vivía en el Cielo reconstruido en la tierra. En mi universo se hallaban todos los resplandores divinos y cósmicos; cuando los oficios litúrgicos son celebrados en la iglesia, lo mismo ocurre en el Cielo. Cualquier oficio litúrgico es doble: aquí abajo y allá arriba. Dios, los ángeles y los santos participan de forma invisible en cada Liturgia. Al comienzo, lo que más me interesaban eran los ángeles. Sabía que estaban conmigo. Y esto me emocionaba mucho. Aunque no podía verlos. Desde que atravesaba la puerta de la iglesia, mi padre era rodeado por los ángeles. “Los ángeles rodean al sacerdote”, dice San Juan Crisóstomo, “cuando éste celebra la Liturgia”. Alineadas respetuosamente alrededor del altar en donde yace el sacrificio, las legiones celestiales contemplan extasiadas la sublime grandeza de Dios. “Una gran multitud de ángeles vestidos con atuendos refulgentes rodean el altar e inclinan la cabeza, como los soldados lo hacen ante su soberano”».

(Traducido de: Virgil Gheorghiu, Tatăl meu, preotul, care s-a urcat la cer, Ed. Deisis, Sibiu, 2008)