Cada una de las virtudes es una puerta abierta a la salvación
Cada virtud es también un camino a la salvación y a alguno de los aposentos celestiales, que son eternos y están llenos de felicidad.
Hermosa es la meditación, como hermosa es también nuestra acción. La primera, porque nos alza de lo terrenal y nos conduce al Santo de los Santos devolviendo nuestra mente a su estado original. Y la segunda, porque recibe a Cristo, le sirve y le demuestra con actos el amor que hay en nuestro ser.
Cada virtud es también un camino a la salvación y a alguno de los aposentos celestiales, que son eternos y están llenos de felicidad. Porque, tal como hay distintos modos de vida, también hay muchos lugares al lado de Dios, que se diferencian y se dividen según el merecimiento de cada uno. Alguien puede tener una virtud, su hermano otra, y puede que haya otro que las tenga todas, si es que esto es posible. Es suficiente con que el hombre avance y busque lo más excelso, siguiendo paso a paso a Aquel que lo guía al bien y lo enmienda, llevándolo por la senda correcta y por la puerta angosta que da entrada a la inefable felicidad celestial. (San Gregorio el Teólogo)
(Traducido de: Glasul Sfinților Părinți, Traducere Preot Victor Mihalache, Editura Egumenița, 2008, pp. 374-375)