¿Cielo o infierno? ¿Qué eliges?
Si tenemos pensamientos buenos, serenos y tranquilos, esos que perdonan toda ofensa, ¡hemos alcanzado ya nuestra propia paz divina, la felicidad y la calma! Pero cuando nos enfadamos por causa de las ofensas sufridas, todo se arruina en nosotros y hasta perdemos el deseo de vivir... ¡he aquí nuestro infierno!
Algunas veces estamos en el Paraíso, otras en el infierno. Es fácil comprobar esto que les digo. Si tenemos pensamientos buenos, serenos y tranquilos, esos que perdonan toda ofensa, ¡hemos alcanzado ya nuestra propia paz divina, la felicidad y la calma! Pero cuando nos enfadamos por causa de las ofensas sufridas, todo se arruina en nosotros y hasta perdemos el deseo de vivir... ¡he aquí nuestro infierno! ¿Y qué cosa tan terrible es el infierno! Y es que ya en esta vida podemos gustar del Cielo y del infierno. Deberíamos elegir lo que nos trae paz: el Reino de los Cielos. Todos desean esto, cada uno de nosotros, sin excepción, sin importar la vida buena o mala que tengamos. Todos esperamos el bien y la paz, el indescriptible amor que no se termina... pero todo esto sólo Dios puede otorgarlo. Él es el único inmutable. Él es eterno y el protector de toda la creación. Él nos espera, eternamente, para que, como hijos Suyos, volvamos a Su seno. Pero nosotros preferimos huir siempre de Él. Dios quiere darnos paz, alegría y consuelo, ayudarnos a sentir la alegría de la vida, pero nosotros elegimos cargarnos con las preocupaciones de este mundo.
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Cum îți sunt gândurile așa îți este și viața, Editura Predania, București, 2010, p. 156)