Palabras de espiritualidad

Comiendo juntos, en familia

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Los manuales de la especialidad dicen que la buena digestión está directamente relacionada con una buena disposición.

Comer juntos presupone una buena disposición. Los manuales de la especialidad dicen que la buena digestión está directamente relacionada con una buena disposición. Un amigo psicólogo utiliza las expresiones “estoy lleno”, “esto no se puede comer”, “no lo puedo tragar” para argumentar que la úlcera es más un fruto de la indisposición, que de una mala digestión...

De vez en cuando es necesaria una pequeña celebración. Una cena a la luz de las velas puede dar un toque de novedad a nuestras vidas. Me viene a la mente el caso de unos amigos, el matrimonio Brooks. ¡Qué bien se entienden! Ellos practican a menudo esta norma. Él se viste de etiqueta y ella con un vestido de noche. Y comen frente a la chimenea, con un par de velas encendidas y el fondo de una bella música de cámara, cuando los niños duermen ya. Los Brooks dicen que esas cenas son unos de los momentos más especiales que podrían compartir.

Al comer, que el televisor y el aparato de radio no existan para ustedes. Mientras coman, que esos distractores permanezcan apagados. Es importante comer en calma. Una vez, cuando tu padre fue invitado a una conferencia en otra ciudad, te llevó con él. Al día siguiente, cuando volvieron, nos relató cómo acababa de recibir una lección que nunca habría de olvidar. Si no estoy mal, tú tenías entonces unos once años. “Kilómetro tras kilómetro”, nos contó, “veíamos unos grandes rótulos, en la carretera, anunciando las grutas más grandes del mundo... un destino turístico impresionante, en un pueblito de Kansas. Cuando finalmente pasamos frente a aquel lugar, nuestras miradas se cruzaron por unos instantes, aunque ambos sabíamos que no teníamos tiempo para detenernos y conocer las famosas grutas. ¡Eso, a pesar de que el auto devoraba el camino a gran velocidad! Después de un silencio que se prolongó durante casi una hora, Catalina me dijo «¡Ay, papito, siento pena por ti! ¡Tienes tanta prisa, que te pierdes las partes más lindas del viaje!»”. Desde ese momento, tu padre decidió conducir más despacio y con tranquilidad, gracias a ti. Este aspecto es válido también para las comidas en familia.

Las buenas maneras embellecen el momento. Las palabras “gracias”, “por favor” y “disculpa” contribuyen a crear un ambiente agradable para todos. Es tu deber recordarle esto a los demás.

Que toda comida empiece con una oración. ¡Atención! Recuerdo que tu padre decía que, cuando era pequeño, “nadie se atrevía a tocar su plato hasta que finalizaba la oración” y que nadie se levantaba de su lugar hasta que no se hiciera la oración de agradecimiento.

Hay ocasiones especiales para celebrar. Nosotros fijamos nuestro día “especial” el 29 de cada mes, recordando que nos casamos un 29 de mayo. Creo que has de recordar bien el regocijo que llenaba nuestra casa cada final de mes..

Recibe con cariño a tu esposo, cuando vuelva a casa después de trabajar. También, cuando vuelva temprano para cenar, cuando vuelva cargado de problemas, cuando se te acerque para demostrarte su amor...

(Traducido de: Charlie W. Shedd, Scrisori Caterinei. Sfaturi unei tinere căsătorite, traducerea Preot Constantin Coman, Garoafa Coman, Editura Bizantină, București, pp. 117-118)

 

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