¿Cómo comportarte con alguien que miente y que, aún así, te acusa de no confiar en él?
Acepta lo que te diga, sin creerle, sin juzgarlo y sin responderle. Sólo ora. No te defiendas y si no cambia después de una semana o dos de oración interior y bendición, entonces discutan sobre ello: “Tienes esta enfermedad, esta debillidad. Estás proyectando en mí este asunto, y si no te das cuenta del sufrimiento que esto representa y si no quieres sanarte, lo mejor es alejarnos”.
¿Cómo comportarte con alguien que miente y que, aún así, te acusa de no confiar en él?
Está proyectando en ti. Díselo. No le digas, “¡Eres un mentiroso!”, porque se defenderá. No lo juzgues. Se trata de algo complicado para la mente humana, no juzgar al que te engaña. Más bien, dí: “¡Señor, ten piedad de él!”. Tiene un motivo para mentir, tiene miedo, vergüenza. Así fue enseñado.
Acepta lo que te diga, sin creerle, sin juzgarlo y sin responderle. Sólo ora, “¡Señor, ten piedad de él! Háblale Tú, hazle entender que no es cierto lo que dice”. Pero intenta hacerlo sin palabras y en una semana todo cambiará.
No te defiendas más, y si no cambia después después de una semana o dos de oración interior y bendición, entonces discutan sobre ello: “Tienes esta enfermedad, esta debillidad. Estás proyectando en mí este asunto, y si no te das cuenta del sufrimiento que esto representa y si no quieres sanarte, lo mejor es alejarnos”.
No es posible ser feliz junto a un mentiroso. Por eso lo mejor es partir. No hay otra solución. Resumiendo: primero intenta con oración. Luego, háblalo. Sólo después, si no se resuelve el problema, aléjate. Aprende a huir de los peligros, no te dejes caer en esas trampas que sólo te traen más y mayor infelicidad. La soledad es un don. Es mejor estar solo, que torturado en una relación o en un matrimonio en el que el otro no quiere luchar por su salvación o al menos respetar tu lucha.
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Deschide cerul cu lucrul mărunt, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 177-178)