Normas básicas para recobrar la paz del corazón
Cuando tenemos a Cristo en nuestro corazón, hemos reconciliado el cielo con la tierra, porque Él es el “Señor de la paz”.
Dice San Isaac el Sirio: “Reconcíliate contigo mismo, hermano, y habrás reconciliado el cielo con la tierra”. Hay cuatro principios o vías para reconciliarnos con nosotros mismos, es decir, para obtener la paz del corazón y el alma, a saber:
a) Conténtate con tener solo un poco de lo realmente necesario en esta vida;
b) Elige siempre el último lugar y procura obedecer a otros;
c) Exígete hacer más la voluntad de los demás que la tuya;
d) Pídele a Dios que siempre se haga Su voluntad en ti. En otras palabras, abandónate en Sus manos y reconoce Su voluntad en todo lo que sucede en tu vida. Si haces esto, tendrás una gran paz en tu alma y se avivará tu esperanza de salvación.
Todos tenemos que esforzarnos para no perder la paz de nuestro corazón, porque si el corazón del hombre se ensombrece, lo harán también todas las fuerzas de su alma, porque el corazón es el centro de nuestra vida natural, es decir, terrenal, y de la vida espiritual. Cuando tenemos a Cristo en nuestro corazón, hemos reconciliado el cielo con la tierra, porque Él es el “Señor de la paz”. Recordemos las palabras del Santo Mártir Papías, quien, al ser arrojado al fuego por rehusarse a renunciar a la fe en Dios, dijo: “¡Es más fuerte el calor de mi corazón por Cristo, que el de este fuego que quema mi cuerpo!”.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Arhimandritul Ioanichie Bălan, Lumina și faptele credinței, Editura Mitropoliei Moldovei și Bucovinei, 1994, pp. 253-254)