Palabras de espiritualidad

¿Cómo considerar el tiempo que pasamos en nuestro lugar de trabajo?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Trabajo que me fuera confiado para la salvación de mi alma.

¿Eres herrero? Mientras trabajas puedes pensar en tu salvación. Mientras fabricas un cerrojo puedes pensar que, por culpa de nuestros pecados, el Cielo se cerró para todos y si el Hijo de Dios no hubiera tenido el suficiente amor como para abrírnoslo nuevamente, por medio de Su pasión y muerte, el Cielo seguiría cerrado y nadie, absolutamente nadie hubiera podido abrirlo, ni siquiera con la ayuda de otros, por lo que hubiera sido necesario vivir fuera del Reino de Dios.

Porque la vida fuera del reino es terrible. Los que no entren en el él, vivirán eternamente en “la fosa que arde con fuego y azufre”.

¿Eres cocinero? Es aconsejable que pienses como aquel monje cocinero de la antigüedad. “Mi trabajo me fue confiado —solía decirle a todos— para la salvación de mi alma. Por ejemplo, si acerco mucho mi mano al fuego del horno, me arde e inmediatamente la retiro. Y cada vez que debo recoger algún carbón encendido, caído del horno, para lanzarlo nuevamente a las brasas, el dolor en mi mano es todavía más fuerte. Cuando esto sucede, pienso, ¿qué sucederá cuando muramos, sin habernos purificado de nuestros pecados, por medio del arrepentimiento, y sin creer en el sacrificio redentor de Cristo? ¡Qué sufrimientos tan grandes me esperan cuando me lancen al fuego, sin poder jamás escapar de allí..!. Siglos, milenios, ¡cuánto tiempo pasará! Y lo único que podré entonces decir sobre mis sufrimientos, será tan sólo el hecho que tienen principio, pero no final. En esto pienso, y me libro de pecar, en la medida en que mis fuerzas me lo permiten.”

Amigo, intenta pensar de igual forma. Tales pensamientos te librarán certeramente de pecar y te acercarán a Dios, Redentor del mundo, por medio de la fe.

(Traducido de: Mitropolitul Grigorie al Sankt PetersburguluiO zi de viață sfântă, Editura Sophia, București, 2007, p. 82)