¿Cómo es que nace un hombre nuevo en Dios?
El resultado final de la oración es hacernos hijos de Dios.
No es fácil orar de la misma forma cada mañana. Pero, si oramos de corazón y con toda nuestra atención, el día entero quedará marcado por nuestra oración y todo lo que suceda se revestirá de un carácter distinto. La bendición que pedimos de nuestro Señor hará que venga la paz a nuestra alma, lo cual tendrá un maravilloso efecto sobre la forma en que vemos y entendemos el mundo.
El hombre de oración percibe todo lo que le rodea bajo una luz diferente. Su calidad de vida es mejor.
Con el tiempo, la oración se adentra más y más en nuestro ser, hasta que, poco a poco, un hombre nuevo empieza a nacer en Dios. Y es que el amor de Dios —Quien nos envía verdaderamente Su bendición— protege nuestra alma contra las presiones del exterior. El único imperativo consiste en mantener este vínculo amoroso con Dios. Entonces dejará de importarnos lo que crean los demás de nosotros o la forma en que nos traten (…) El resultado final de la oración es hacernos hijos de Dios.
(Traducido de: Arhim. Sofronie Saharov, Rugăciunea – experiența Vieții Veșnice, Editura Deisis, p. 63-64)