En nuestros días, existe un problema llamado “hiper-sexualización de los adolescentes”. Lo normal es que los jóvenes atraviesen esa fase de oscilaciones hormonales que denominamos “pubertad”. Este fenómeno hace que crezca en ellos el interés por las relaciones sexuales. Es muy importante, entonces, que no caigan en pecados graves. Por eso, es necesario que aprendan todo lo relacionado a este tema, pero no de parte de sus amigos o compañeros de escuela, sino por parte de sus padres.

Los padres no sólo deben explicarles correctamente estos temas, sino también hablarles de la importancia de la familia y el enlace matrimonial como grandes valores de la humanidad, así como de la necesidad de conservar la virgnidad hasta el matrimonio y la inadmisibilidad de las relaciones pre-matrimoniales. Pero, para poder dialogar sobre estos asuntos, es necesario tener mucha mucha prudencia, para no provocarles un interés desproporcionado.

En general, el creciente interés en este tema, a esta edad, es muy peligroso, porque puede llevar al joven a una desinhibición total y a la caída en serios pecados. Los padres, en sus conversaciones con sus hijos, deben hablarles no sólo del caráctar didáctico de las prohibiciones. Con los adolescentes se puede hablar de todo, pero debemos saber priorizar aquello que les pueda ser realmente de provecho.

(Traducido de: Cum să ne purtăm cu fiica adolescentă – Sfaturi pentru părinţi, traducere din limba rusă de Gheorghiţă Ciocioi, Editura de Suflet, Bucureşti, pp. 110-111)