Cómo librarnos de la dureza de corazón
Dios hizo nuestro corazón para habitar en él, no para que fuera un órgano como los otros.
¿Qué hacer para librarnos de la dureza de corazón?
—Esto no puede arreglarse con una ayuda externa, porque depende sólo de tí. Aún así, recuerdo que ya les dí una solución. Espero que esta vez no se limiten a escucharla. ¿Recuerdan mi consejo? “¡Sean felices!” ¿Cómo puedo pedirles ser felices, sabiendo que no les es fácil? Si eres feliz, tu corazón se abre, se hace receptivo. El corazón es la profundidad más inmensa, el más amplio de todos nuestros órganos. Dios hizo nuestro corazón para habitar en él, no para que fuera un órgano como los otros. Este es el corazón que tenemos, que nos señalamos poniendo nuestra mano sobre él. Pero el corazón es más que eso... Tiene una profundidad que va más allá de la conciencia. La puerta de su profundidad es ese punto extraordinario, hecho por Dios a Su imagen y semejanza, allí en donde el Salvador dijo que vendría con el Padre para hacer Su morada. Aquí están Su imagen y semejanza, no en los ojos o en los oídos. La mente es un subordinado del corazón.
(Traducido de: Părintele Arsenie Papacioc, Dialoguri, Editura Areopag)