La hermana muerte nos libera de todo lo de este mundo: de las tentaciones, de las caídas, de lo terrenal, de los problemas; el que la concibe como una redención de todo eso, la desea como un esperado descanso y una manera de unirse a Cristo, de tal suerte que empieza a llamarla así, hermana muerte. Para los que, al contrario, se hallan atados a las cosas de este mundo, ella les parece una aterradora sentencia.

La hermana muerte también muestra, al viajero que parte de esta vida, todos los sucesos de su propia existencia, en un breve instante.

Entonces, llegará el momento en el que todos los mortales, quieran o no, crean o no, deberán conocer esa verdad a la que talvez se hayan opuesto durante toda su vida.

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Din învățăturile Părintelui Arsenie Boca – Rostul încercărilor, Editura Credința strămoșească, Petru Vodă–Neamț, 2008, p. 201)