¿Cómo puede el laico mantener la paz mental?
Lo que debes hacer es mantener siempre en mente que estás librando una batalla, que eres un soldado y que debes luchar a diestra y siniestra con tu enemigo, para impedirle que avance, para vencerlo.
Padre, ¿cómo podemos mantener la paz mental, sobre todo si vivimos en la ciudad, en donde somos agredidos por toda clase de cosas negativas?
—Luchando, esforzándote. La paz mental, desde luego, es lo más importante que existe. Hay que luchar, encomendándote a Dios… Por eso, desde los inicios del cristianismo, los monasterios fueron construidos lejos de las ciudades y de los lugares poblados, en sitios retirados y tranquilos. Con todo, ya que a los monasterios venían muchos laicos y, de cierta manera, traían consigo su bullicio y agitación, muchos monjes, después de avanzar ostensiblemente en las cosas espirituales, dejaban el monasterio. ¿A dónde se iban? A las montañas, a vivir en cavernas, en cuevas, cerca de los acantilados o en lo alto de los riscos, para poder concentrarse y para que su mente no se desviara a ninguna otra parte, dirigiéndose solamente a Dios.
¿Pero nosotros qué podemos hacer? ¿Si ese es el medio en donde vivimos, cuál podría ser la solución?
—Como cristiano sabes bien qué cosas son las que pueden perjudicarte, ¿no es así? Bien, esmérate en no hacer nada de eso, entonces. De igual forma, sabes cuáles son las virtudes y las buenas acciones que te pueden ayudar. Luego, hazlas y sálvate con ellas. Por eso, lo que debes hacer es mantener siempre en mente que estás librando una batalla, que eres un soldado y que debes luchar a diestra y siniestra con tu enemigo, para impedirle que avance, para vencerlo. Nosotros, los cristianos, debemos luchar contra las pasiones que nos amenazan y nos dañan, contra el enemigo de las almas. Debemos esforzarnos siempre en practicar las virtudes.
(Traducido de: Starețul Dionisie – Duhovnicul de la Sfântul Munte Athos, Editura Prodromos, 2009, p. 27)