¿Cómo puede ordenar sus actividades una mujer, de tal manera que tenga tiempo también para orar?
Usualmente las mujeres no se miden cuando se trata de quehaceres. Siempre quieren empezar alguno nuevo. Y, aunque tienen un corazón grande y podrían hacer de su alma una muy buena casa, se gastan el corazón en cosas insignificantes.
¿Cómo puede ordenar sus actividades una mujer, de tal manera que tenga tiempo también para orar?
Es decir, ¿qué proporción debe existir entre el trabajo y la oración? Usualmente las mujeres no se miden cuando se trata de quehaceres. Siempre quieren empezar alguno nuevo. Y, aunque tienen un corazón grande y podrían hacer de su alma una muy buena casa, se gastan el corazón en cosas insignificantes. Supongamos que tenemos un vaso con un diseño elegante, decorado con líneas, etc. Si no tuviera esos diseños, el vaso igualmente cumpliría con su función; sin embargo, las mujeres van al almacén y empiezan; “Umm, quiero un vaso con líneas verticales”, “No, mejor de esta otra manera”, “No, mejor así y así”. Y si el vaso tiene el dibujo de alguna flor, entonces el corazón les salta. Con semejantes asuntos las mujeres destruyen su dinamismo. Raras veces encontrarás un hombre que le ponga atención a ese tipo de cosas.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, Traducere din limba greacă de Ieroschim. Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 92)