Cómo reconocer al auténtico hombre de fe
En su corazón, él clama sin cesar, con Pedro, al Señor: “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo” (Juan 21, 17), y es así como se esmera sin cesar en encender en sí mismo un amor a Dios que corresponda a Su amor por nosotros.
El aspecto del hombre de fe es un reflejo de lo que hay en su interior. Ls sinceridad es la imagen real de lo que hay dentro de nosotros. El verdadero hombre de fe no tiene los mismos pensamientos que el fariseo, aunque a veces, en su aspecto exterior, sí que pueda asemejársele un poco. El hombre de fe no piensa nada fuera de lo que ordena el Apóstol: “Hermanos, considerad lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de buena fama, de virtuoso, de laudable; practicad lo que habéis aprendido y recibido” (Filipenses 4, 8).
En su corazón, él clama sin cesar, con Pedro, al Señor: “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo” (Juan 21, 17), y es así como se esmera sin cesar en encender en sí mismo un amor a Dios que corresponda a Su amor por nosotros.
(Traducido de: Sfântul Inochentie al Penzei, Viața care duce la Cer. Învățăturile unui sfânt tânăr, Editura Sophia, București, 2012)