Palabras de espiritualidad

¿Cómo reconocer al verdadero compañero de vida?

  • Foto: Benedict Both

    Foto: Benedict Both

Nuestro corazón humano ha sido creado de tal forma que es capaz de recibir esta sugerencia divina, esta señal que dice que junto a tí está la persona para la cual estás preparado.

Si las personas están unidas por un amor verdadero, entre ellos existe una “chispa” divina, así como está escrito en alguna parte: “sus destinos parecieran estar atados en los Cielos”.

Nuestro corazón humano ha sido creado de tal forma que es capaz de recibir esta sugerencia divina, esta señal que dice que junto a ti se halla la persona para la cual estás preparado.

Algunas veces observamos esa chispa, pero empezamos a analizar el aspecto exterior de la persona. Vemos, entonces, que no es demasiado guapo o guapa, que no tiene tanto dinero o que se diferencia, en algo, de nuestro ideal... De repente hasta padece de algún impedimento físico. Entonces, pensamos en nuestro interior, “¿Qué voy a hacer con alguien así junto a mí?” o “¿Para qué necesito a alguien que jamás podría causar alguna admiración en los demás?”. Porque, usualmente, los chicos esperan que sus amigos los envidien, y las chicas quieren encontrar un "príncipe" acomodado que venga en auto a buscarlas, que las lleve a un restaurante, para tener, posteriormente, algo qué contar, algo de qué envanecerse. (...)

Las personas no suelen detenerse a pensar, que, después de encontrar a ese “amado" o "amada” —si ese encuentro es tan valioso— lo que sigue tendría que ser fundar una familia, juntos. Y, para eso, tendrás confiar en tu esposo o esposa, y él o ella deberá ser alguien que no te traicionará, que no te engañará, que no te dejará en el momento más difícil, alguien que será tu amigo, tu compañero de vida. Y todo esto no siempre coincide los criterios establecidos de belleza física, porque el matrimonio no depende de ese aspecto, o de tu forma de vestirte o del gusto para amueblar el apartamento. En un matrimonio basado en tales cuestiones, la pareja empieza a aburrirse rápidamente, después de tres o cuatro meses, cuando la frustración hace su aparición. Y es entonces cuando la relación comienza a derrumbarse poco a poco...

(Traducido de: Dmitrii Semenik, Dragostea adevărată : taina dragostei înainte și după căsătorie, Traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2012, p. 37)