¿Cómo reconocer las artimañas del maligno?
El demonio no es torpe para obrar el mal y sabe que el hombre no quiere pecar. Por eso, no le induce ningún pecado visible y no le dice ¡roba! o ¡comete adulterio!
Los mercenarios de la mente acechan a quien tolera las imaginaciones pérfidas, inmiscuyéndose en su voluntad. Estas malvadas figuraciones son inútiles y contrarias al buen actuar, así como dice el Evangelio: “El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por algún otro lado, ése es un ladrón y un salteador.” (Juan 10, 1)
San Doroteo, explicando las artimañas del demonio, escribe: “Éste no es torpe para obrar el mal y sabe que el hombre no quiere pecar. Por eso, no le induce ningún pecado visible y no le dice ¡roba! o ¡comete adulterio! No, más bien busca en nosotros alguna buena intención o algún momento de ingenuidad y, por medio de esto, con la apariencia de que estamos haciendo bien, nos daña. De esta forma, bajo el aspecto de algo bueno, el maligno hizo que N. abandonara el monasterio, a ti te perturba y, en general, te ataca con los deseos de tu voluntad”.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, volumul I, Editura Egumenița, Galați, 2009, pp. 153-154)