Palabras de espiritualidad

¿Cómo reconocer a Santa Irene de Krisovalantu en los íconos?

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El 28 de julio celebramos a Santa Irene de Krisovalantu, quien, según el relato de su hagiografía, recibió unas manzanas traídas desde el Paraíso.

De acuerdo con el calendario de la Iglesia Ortodoxa, cada 28 de julio celebramos a Santa Irene de Krisovalantu, quien, según el relato de su hagiografía, recibió unas manzanas traídas desde el Paraíso.

Esta santa nació en Capadocia, en el siglo IX. Cuando era joven, fue propuesta para contraer matrimonio con Miguel, el hijo de la emperatriz Teodora. Dios dispuso que Miguel se casara con otra muchacha, antes de que Santa Irene llegara a Constantinopla. Posteriormente, entró al Monasterio Krisovalantu, llegando a ser su stáretsa.

Santa Irene de Krisovalantu puede ser reconocida en los íconos por la presencia de los siguientes indicios:

  • Vestiduras: algunas veces, la santa aparece vestida como una simple monja, y otras como stáretsa;
  • Los objetos que tiene en la mano: en todos los íconos, Santa Irene sostiene en su mano tres manzanas. Esos tres frutos los recibió desde el Paraíso, por intermedio de un marinero, quien los recibió, a su vez, de parte del Santo Apóstol Juan. De igual forma, la santa es representada sosteniendo en la otra mano la Santa Cruz, su báculo de stáretsa, una cuerda de oración o un pliego de pergamino en el que aparecen escritas algunas de sus enseñanzas;
  • Los cipreses que se inclinan ante la santa: estos rememoran el milagro que vio tres veces una monja del Monasterio Krisovalantu. Una noche, al salir de su celda, la monja vio que Santa Irene oraba en el jardín del monasterio. Algo le llamó la atención: mientras oraba, la santa empezó a alzarse un poco del suelo, al tiempo que los cipreses se inclinaban ante ella. Temiendo que lo que veía fuera cosa del maligno, la monja volvió dos noches más y, acercándose sigilosamente, ató sendos pañuelos a las copas de los cipreses, mientras estos estaban inclinados. Al día siguiente, todas las monjas se quedaron asombradas, intentando explicarse cómo alguien podía haber trepado tan alto para atar los pañuelos. Entonces, la monja confesó todo lo que había visto, y la santa le pidió a la comunidad que no se lo contaran a nadie, al menos hasta que ella muriera;
  • La presencia de un ángel: se trata del ángel guardián de San Irene, mismo que se le apareció para anunciarle el momento en que habría de partir al Señor, al día siguiente de la fiesta de San Panteleimón;
  • Al fondo aparece el Monasteri Krisovalantu y también la monja que vio el milagro de los cipreses;

Se puede leer la inscripción con el nombre: Οσία Ειρήνη Χρυσοβαλάντου (en griego), Saint/Blessed Irene Chrysovalantou (en inglés), Святая (Св) Ирина Каппадокийская (en cirílico) o Sfânta (Sf.) Irina Hrisovalant (en rumano).