—¿Cómo podemos saber si nuestro compañero/a es quien Dios nos ha enviado?

—Debes sentir que el otro es para tí. Hay una fuerza invisible en tí, con la que sientes que él es... el que es. Ves cómo se expresa, ves su inocencia, su mansedumbre, su deseo de darse, pero no sólo para los placeres, porque muchas veces el deseo esconde los verdaderos intereses. Eso de: “¡No importa, nos amamos!”, para que al final se llegue a la conclusión de que lo mejor es separarse, porque ya no te conviene, porque la curiosidad ya fue satisfecha y aparecieron otras circunstancias complicadas, no. Entonces, para reconocer si es la persona que Dios te ha enviado, es importante que tenga una identidad cristiana y un heroísmo capaz de mantener tal identidad.

(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ediția a doua, volumul 3, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, pp. 47-48)