Cómo sanar a nuestro corazón de la ira
No te enfurezcas más; mejor practica la caridad, ayuda a los demás, escucha al que está enfadado. Cuando alguien te pida algo, acude inmediatamente. Ofrécete para acarrear agua, prepara tú la comida. Actuando así lograrás vencer a la ira.
Luchen en contra de las pasiones, practicando las virtudes. Si eres iracundo, no te enfurezcas más, mejor practica la caridad, ayuda a los demás, obedece al que está enfadado. Cuando alguien te pida algo, acude inmediatamente. Ofrécete para acarrear agua, prepara tú la comida. Actuando así lograrás vencer a la ira.
Somete tu voluntad a la de alguien más. Me parece que la ira es la más terrible de las pasiones que puedan atacar nuestro ser, porque Cristo mismo nos pidió que aprendiéramos de Él cómo ser dóciles y humildes de corazón.
La ira es la otra parte, es lo opuesto a Cristo y, luchando contra ella, querrás escapar de todos los demás vicios, porque “Dios no desdeña un corazón contrito, un espíritu humillado”. Demostrando mansedumbre y humildad, todos los demás vicios desaparecerán fácilmente.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2014, pp. 91-92)