Cómo ser paciente en la aflicción: ¡Gloria a Dios por todo!
Recibe todo lo que venga de la mano de la Divina Providencia, como si se tratara de un paquete lleno de toda clase de bondades. San Juan Crisóstomo solía decir en todo momento: “Gloria a Dios por todo; no dejaré jamás de decir esto, en todo lo que me suceda”.
Para poderte proteger de los embates de las tristezas y de los problemas, debes hacer dos cosas: en primer lugar, analizar a quién se oponen tales hechos. ¿A tu espíritu y a tu alma, o al egoísmo y a tus propios deseos? Porque si son contrarios a tus apetitos y egoísmo (que es universal y tu primer enemigo), no los llames adversidades, sino considéralos beneficiosos y una ayuda enviada por parte de Dios. Si es así, recíbelos con el corazón alegre y agradecimiento.
En caso contrario, si se oponen al Espíritu y a tu alma, ni siquiera por esto pierdas la paz de tu alma; levanta tu mente a Dios y con los ojos cerrados (para no distraerte), recibe todo lo que venga de la mano de la Divina Providencia, como si se tratara de un paquete lleno de toda clase de bondades. San Juan Crisóstomo solía decir en todo momento: “Gloria a Dios por todo; no dejaré jamás de decir esto, en todo lo que me suceda”.
(Traducido de: Nicodim Aghioritul, Războiul nevăzut, Editura Egumenița, Galați, pp. 102-103)