Cómo vivir la vida más dulce
Tenemos que “tirar” de nuestra cuerda de oración, hasta que se “descongelen” nuestros “aceites” espirituales, para que podamos poner en funcionamiento el motor de nuestra alma y nuestro corazón pueda practicar por sí mismo la oración.
Según sea el sacrificio y la oración del hombre por sí mismo o por su semejante, en esa misma medida recibirá el auxilio divino.
La confianza en Dios para las cosas que no podemos hacer humanamente, es como una oración silenciosa y constante que siempre produce resultados verdaderamente admirables.
El hombre que confía en Dios, siembra bendición y recibe el gozo divino y la eternidad celestial. Por el contrario, aquel que siembra ardid y maldad, cosecha maldad y almacena desasosiego.
No es la vida más dulce lo que conocen quienes en esta vida se llenan de placeres. Quienes viven de forma espiritual, aceptan con alegría hasta las cosas más amargas, como si se tratara de un medicamento necesario para la salud del alma, y se alimentan solamente para mantener sano su cuerpo.
Por eso, tenemos que “tirar” de nuestra cuerda de oración, hasta que se “descongelen” nuestros “aceites” espirituales, para que podamos poner en funcionamiento el motor de nuestra alma y nuestro corazón pueda practicar por sí mismo la oración.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Părinţi Aghioriţi Flori din Grădina Maicii Domnului, Editura Evanghelismos, 2004, pp. 160-161)