Palabras de espiritualidad

Con buena voluntad, cualquier relación puede mejorarse

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Incluso cuando sólo una de las partes busca la paz y el amor, las posibilidades de resolver la situación permanecen intactas. Sólo es cuestión de voluntad.

Para prevenir enfermedades, lo mejor es llevar una forma de vida sana. Todo el mundo sabe esto. No obstante, muchas personas actúan negligentemente en lo que se refiere a su propia salud física y a la salud espiritual de su familia.

Muchas veces demoramos tanto la visita al médico, que corremos al consultorio cuando el dolor es ya insoportable. Hasta ese momento pensábamos la enfermedad habría de desaparecer sola. También en las cosas de familia, muchas personas notan que su vida conyugal necesita tratamiento, tan sólo cuando se hallan a las puertas del divorcio. Entonces corren al sacerdote o al psicólogo, pidiendo un consejo urgente, pero ya es demasiado tarde.

Los rencores, los reproches y la hostilidad se acumulan año tras año, formando como una bola de nieve inmensa. Por eso, los esposos llegan a creer que es difícil rehacer la relación que tenían al inicio de su matrimonio. Con todo, hay quienes guardan la esperanza que, con buena voluntad y sinceridad, pueden ayudarse mutuamente a mejorar las relaciones familiares. Incluso cuando sólo una de las partes busca la paz y el amor, las posibilidades de resolver la situación permanecen intactas. Sólo es cuestión de voluntad. Como dicen algunos, “Dios le da al hombre, pero sin ponérselo en el bolsillo”.

(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 49-50)