Palabras de espiritualidad

Con Cristo somos más que vencedores

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

El maligno lucha con todo lo que puede, pero como un ladrón, sin fuerzas. Nosotros, por medio del Bautismo, hemos recibido dones extraordinarios… tenemos también un ángel guardián.

Dios no necesita tus conocimientos. Él lo sabe todo. Lo que necesita es tu atención, tu solicitud.  Piensa en esos padres, mamá y papá, que cuando ven que su hijo pone toda su esperanza en ellos, se sienten tan conmovidos que no saben qué más darle. ¿Qué dice el Salmo 130? “Señor, no he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas”, pero yo soy como un niño recién destetado que mira con añoranza el seno de su madre. ¿Por qué? Porque ha sido destetado y ya no recibe la leche, que es un alimento completo, es decir, la Gracia de Dios. Esto es lo que hago yo: espero que brote la Gracia de Dios, pero también que pueda recibirla con la boca abierta.

Cristo es Dios, y aun así tomó el aspecto de un hombre como nosotros, a pesar de que somos unos ingratos que nunca nos saciamos de hacer tanta maldad. ¡Qué honra para la humanidad! Y Él no vino a decirnos otra cosa que: “¡No temas, pequeño rebaño! ¡Atreveos, que Yo he vencido al mundo!”. También nosotros podemos vencerlo, pero no con nuestras propias fuerzas, sino con las Suyas. ¡Y qué poder representa esto! El demonio es un simple tolerado, no alguien poderoso. Que no nos importe que a cada instante intente influir en nuestros pensamientos. Él lucha con todo lo que puede, pero como un ladrón, sin fuerzas. Nosotros, por medio del Bautismo, hemos recibido dones extraordinarios… tenemos también un ángel guardián. ¿Por qué no le prestamos más atención?

(Traducido de: Arhimandritul Arsenie PapaciocCuvânt despre bucuria duhovnicească, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003,  pp. 198-199)