¿Con quién traicionamos al Señor?
Nuestro desacuerdo personal con el pecado y nuestra lucha en contra suya, por medio de la oración y la confesión, son algo realmente necesario.
El Señor espera para ver hacia dónde se inclina nuestro corazón: si se mantiene fiel a Él o si lo traiciona con la pasajera dulzura del pecado. Los Santos Padres decían: “Suprime tus pensamientos y estarás disipando todo lo demás”.
Es muy importante recordar que con cada pacto que hacemos con el pecado —pecando—, con el mismo demonio traicionamos al Señor y lo vendemos por el miserable precio de nuestra falta. ¿A Quién y con qué lo traicionamos? Nuestro desacuerdo personal con el pecado y nuestra lucha en contra suya, por medio de la oración y la confesión, son algo realmente necesario.
(Traducido de: Starețul Nicon de la Optina, Ne vorbesc stareții de la Optina, Editura Egumenița, p. 150)