Lo primero es entender que ser fiel es el mejor estado del hombre, en el sentido que significa asentarse en un espacio de equilibrio. Ser fiel con tu familia, es decir, con tu esposo o con tu esposa, con tu amigo, con tu amiga, con el empleo que tienes, ser fiel a la palabra que ofreces. Ser fiel es creer, horizontalmente, en la obra de cada uno de nosotros.

Ahora, verticalmente, ser fiel significa transferir esa fidelidad horizontal, de forma que se hace evidente: el que es fiel es también equilibrado en las cosas comunes, incluso en los pequeños estados diarios, mostrando frente a Dios una edificadora actitud de obediencia.

Ten la buena esperanza de que puedes confiar en el otro, en tu hermano, en tu esposa, en tu esposo, en tus amigos, en tus vecinos. ¡Qué cosa tan maravillosa es saber confiar en los demás y especialmente en Dios!

(Traducido de: Înaltpreasfințitul Calinic Argatu, Traista cu stele, Editura Episcopiei Argeșului și Muscelului, Curtea de Argeș, 2005, p. 65)