¡Confiemos en la intercesión de la Madre del Señor!
Si la Madre del Señor no estuviera en el Cielo, intercediendo permanentemente por nosotros, este mundo se habría perdido desde hace mucho tiempo.
¿Hemos visto cómo ensalza nuestra Iglesia a la Madre del Señor? “Trono de Querubines, Virgen”. ¿Conocemos el axion del Gran Basilio? ¿Hemos oído que “su vientre más gozoso que el Cielo fue forjado”? ¡La Madre del Señor fue el tesoro y la administradora de todos los dones del Espíritu Santo! (...)
Seamos devotos de la Madre del Señor, hermanos, porque feliz es el hogar y la familia que honra a la Santísima Virgen con su santo ícono, orando a ella diariamente con su Acatisto y su Paráclesis. Cierto es que mucho es lo que pueden los santos de Dios, pero ninguno tiene el poder de la Madre del Señor.
Si la Madre del Señor no estuviera en el Cielo, intercediendo permanentemente por nosotros, este mundo se habría perdido desde hace mucho tiempo. Ella está siempre de rodillas ante la Santísima Trinidad, rogando por nosotros.
(Traducido de: Ne vorbește părintele Cleopa, volumul 7, ediția a treia, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2010, pp. 21-22)