Palabras de espiritualidad

¡Confiemos en la Madre que tenemos en los Cielos!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Demostrémosle nuestra devoción a la Santísima Virgen María, porque bendita es la casa y bendita es la familia que mantiene en un lugar de honor su santo ícono y lo honra.

¿Hemos visto cómo la Iglesia exalta a la Madre del Señor? “Tú eres el trono de los querubines, oh Virgen”. ¿Hemos escuchado el axion del Gran Basilio? ¿Hemos escuchado esas palabras que dicen que “su vientre se hizo más glorioso que el Cielo”? ¡El tesoro y el conjunto de todos los dones del Espíritu Santo fue la mismísima Madre del Señor! (...)

Así, hermanos, demostrémosle nuestra devoción a la Santísima Virgen María, porque bendita es la casa y bendita es la familia que mantiene en un lugar de honor su santo ícono y lo honra, leyendo cada mañana la Paráclesis y el Himno Acatisto dedicados a ella, junto con otras oraciones. Los santos de Dios pueden mucho, sí, pero ninguno tiene el poder de la Madre del Señor.

Si la Madre del Señor no estuviera en los Cielos, entre la Santísima Trinidad y nosotros, este mundo se habría perdido desde hace mucho tiempo. Ella permanece de rodillas, orando a la Santísima Trinidad.

(Traducido de: Ne vorbește părintele Cleopa, volumul 7, ediția a treia, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2010, pp. 21-22)