Conocer a Dios, el principio de toda sabiduría
Aquellos que han conocido y conocen a Dios a través de Sus obras, se humillan ante Él, lo adoran y lo honran en Espíritu y verdad.
En este mundo visible, para valorar a un hombre o para apreciar una obra de arte, un oficio, el oro, la plata, las piedras preciosas y otras riquezas, primero tenemos que aprender sobre ello, para tener un conocimiento adecuado de su valor. Un niño pequeño, por ignorar muchas cosas del mundo, es capaz de dar una de las joyas de su madre a cambio de un colorido juguete. Da algo muy valioso para recibir una nimiedad. ¿Por qué? Porque desconoce el valor de las cosas. Lo mismo pasa con aquellos que desconocen las cosas santas.
Por eso es que decimos que el conocimiento de Dios, por parte del hombre, es el principio de la sabiduría. Luego, aquellos que han conocido y conocen a Dios a través de Sus obras, se humillan ante Él, lo adoran y lo honran en Espíritu y verdad.
(Traducido de: Protosinghelul Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 16)