¡Te recomiendo que cambies tu forma de vida! Empieza cercenando, con la tijera de tu voluntad, los brotes más perniciosos: las imprecaciones y la desobedencia, para que puedas ser como un árbol perenne, de acuerdo a lo que Dios te ofrece.

Si puedes, lee cada día al menos un capítulo, un versículo (de la Biblia) o un salmo completo, atando tus pensamientos a esas palabras, para que vayan de lo temporal de este mundo a lo que es eterno. Si le das este trabajo a tus pensamientos, estarás impidiendo que engendren el pecado, ese que luego habrá de transformarse en actos vergonzosos.

La oración y el ayuno —esas alas espirituales, poderosísimas armas en la lucha espiritual, con las que puedes obtener la victoria sobre todo pecado—, son cosas que ya conoces, y ya sabes lo útiles que son.

¡Sí! La oración y el ayuno son maravillosas herramientas espirituales, que te ayudan a juntar los frutos de tus esfuerzos espirituales, y también son como instrumentos de labranza, que te ayudan a reconocer el pecado, reunir las virtudes y destruir la cizaña de los pensamientos más salvajes.

Entonces, utilízalas cuando sea necesario, porque nadie mejor que tú conoce en dónde juntar y en dónde cortar.

(Traducido de: Din învățăturile Părintelui Arsenie Boca, Tinerii, Familia și copiii născuți în lanțuri, Editura Credința Strămoșescă, 2009, p. 163)