Conozcamos las vías para llegar a la contrición
Si nosotros callamos, las piedras gritarán. Si alguien con el suficiente coraje se atreve a decir las cosas que es necesario decir, recibirá su recompensa. Pero si el hombre habla a los otros de cosas tiviales, será juzgado como un hipócrita.
Quienes no deseen respetar las disposiciones de la ley ni practicar la obediencia, que se preparen para obedecer y soportar lo que no quieren. Porque si nosotros callamos, las piedras gritarán. Si alguien con el suficiente coraje se atreve a decir las cosas que es necesario decir, recibirá su recompensa. Pero si el hombre habla a los otros de cosas tiviales, será juzgado como un hipócrita. Porque es preferible que el hombre reciba un beneficio del hecho de hablar con la verdad, por desagradable que se convierta para todos, antes que perjudicarse a sí mismo con la hipocresía, aunque todos le amen por las cosas que dice. Porque el Señor exaltará a los que sean despreciados y odiados injustamente, en tanto que señalará a quienes gocen del aprecio de todos sus semejantes.
¡Y cuántos son los caminos de la contrición! Primero tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados. El segundo camino es perdonar las faltas de los demás. El tercero es la oración que se eleva desde el corazón. El cuarto es la caridad. El quinto es tener una mente humilde. Luego, no perdamos el tiempo, y procuremos adentrarnos cada día en todos estos senderos, porque son espléndidos. ¡Gloria a nuestro Dios, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos! ¡Amén!
(Traducido de: Sfântul Macarie Egipteanul, Din cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rădăuților, 2003, p. 140)