Palabras de espiritualidad

Consejos espirituales para nuestro crecimiento cotidiano

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

La oración facilita el ayuno y la compunción del corazón, porque, mientras más oras, más sientes un anhelo contrito de llorar por tus faltas.

Si quieres que tu oración se eleve como el incienso y llegue a nuestro Señor Jesucristo, tienes que ponerle dos alas, el ayuno y la oración, para que pueda volar fácilmente hacia lo Alto.

El ayuno aligera la mente y agiliza el cuerpo, mientras fortalece la oración. Por su parte, la oración facilita el ayuno y la compunción del corazón, porque, mientras más oras, más sientes un anhelo contrito de llorar por tus faltas.

Esfuérzate para que ninguna de tus oraciones termine sin un llanto que provenga del corazón. Solo así sentirás cómo viene a ti un dulce consuelo espiritual. Mientras más crecemos en la oración y las lágrimas de contrición, más nos olvidamos de la comida material del cuerpo, como dice el profeta David: “He dejado de comer mi pan, mientras humedezco mi llecho con mis lágrimas”.

Cuando ores, busca el silencio, si quieres que venga la humildad; es decir, elige estar solo, en un lugar y en un momento donde no oigas ningún bullicio ni palabras de los demás, para que puedas dirigir toda tu mente a Dios. Por eso, es preferible orar así de noche, cuando todo es silencio y quietud. Y, cuando hayas hecho todo lo anterior, podrás acercarte con fe y estremecimiento a la Santa Eucaristía.

(Traducido de: Agapie Criteanul, Mântuirea păcătoșilor, Editura Egumenița, 2009, pp. 362-363)