Palabras de espiritualidad

Consejos para la lucha de esta vida

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

No odies a tu hermano, porque es posible que alguna pasión, desconocida para ti, lo esté sometiendo y por eso haya llegado a su estado actual. Apiádate y ora por él.

Luchemos, hermanos, como soldados imperiales, mientras tengamos tiempo, sabiendo que tenemos que contender para obtener una corona imperecedera, la purificación de los pecados y la vida eterna. Purifiquemos nuestra mente en todas nuestras acciones, porque tal es la madre de la obediencia. Saquemos de nuestra alma todo apocamiento y desidia, para revestirnos con la fe más pura, de manera que, viendo el esmero de nuestras almas, el Señor nos fortalezca con todas las virtudes. Detestemos, por el Señor, la pereza y la enemistad, del mismo modo en que pudimos dejar atrás a nuestros padres terrenales, nuestros amigos y nuestras perteencias, porque si desde el comienzo nos permitimos tener una mente débil, mucho es lo que tendremos que sufrir.

Si nos sucede algo malo, no nos lamentemos, sino aceptémoslo por amor al Señor, porque, quien se queja se perjudica a sí mismo, ya que se deja guiar por su propio razonamiento, sin seguir un propósito espiritual. Luego, si somos juiciosos, no odiemos a nuestros hermanos más débiles, pero tampoco entablemos relación con quienes viven sin temor de Dios. No odies a tu hermano, porque es posible que alguna pasión, desconocida para ti, lo esté sometiendo y por eso haya llegado a su estado actual. Apiádate y ora por él, aunque te haya ofendido duramente. 

(Traducido de: Proloagele, volumul I, Editura Bunavestire, p. 485)