Consejos para ser verdaderos cristianos
Todo esto es lo más bello e importante que pueden hacer como familia cristiana. Que cualquier corazón sufriente encuentre consuelo en ustedes.
Les hablo con toda la seriedad del mundo: háganse un minucioso examen de conciencia, analicen bien su vida, desciendan a lo profundo de su ser y conózcanse a sí mismos, con todos sus pecados y los errores cometidos durante esta vida. Escríbanlos y vayan a buscar a su padre espiritual para confesarse. Nunca es demasiado tarde. ¡Pero no se demoren tan siquiera un día más! Les hablo como un hijo y un hermano suyo, con todo el amor que tengo por ustedes. Les hablo con toda la convicción de mi alma, no según algo que haya leído en algún libro, sino a partir de mi propia experiencia en estos últimos años, los más importantes de mi vida, que para mí significan todo, absolutamente todo. (...) Le agradezco a nuestro Buen Dios, con todo el corazón, por el sufrimiento que me envió. Porque fue por medio de ese sufrimiento que mi alma pudo iluminarse y yo encontré el camino de la vida.
Le suplico que lean la Santa Escritura. Cada noche, antes de irse a dormir, reúnanse al lado de mamá, queridos hijos de mi corazón, y con serenidad lean por lo menos un capítulo del Evangelio, uno de las Cartas de los Apóstoles y un salmo. Luego, con todo fervor, hagan sus oraciones de la noche. (...) Estaría muy bien que tuvieran una vela encendida en el cuarto. Con ella encendida, en silencio, que cada uno examine sus actos, los pensamientos y las palabras que haya pronunciado durante el día. Y, al constatar algún error, manifiéstenlo a los otros con sinceridad, pidiéndose perdón mutuamente. Luego, ¡buenas noches! (...)
¡Ámense, mucho, mucho! ¡Ayúdense siempre! Amados míos, todo esto es lo más bello e importante que pueden hacer como familia cristiana. Que cualquier corazón sufriente encuentre consuelo en ustedes.
(Traducido de: Sfântul Închisorilor, Alba Iulia, 2007, p. 284)