“El camino estrecho hacia la gloria divina está marcado por el dolor”. Las alegrías y satisfacciones de las que solamente algunos tienen parte hoy en día, mañana las tendrán los que son de Cristo, especialmente los de corazón compungido. No es correcto que te sientas solo. Siempre hay Alguien generoso y poderoso ayudándote. Es el Dios de tu corazón abnegado. Sí, Él es el milagro en el que el mundo ha dejado de creer.

Ese largo tiempo de lucha de la vida que aún nos queda por vivir, realmente no es tan extenso para un corazón que está lleno de esperanza.

(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Scrisori catre fiii mei duhovnicești, Mănăstirea Dervent, Constanța, 2000, p. 120)