Palabras de espiritualidad

Cristo, camino y puerta al Reino de los Cielos

  • Foto. Silviu Cluci

    Foto. Silviu Cluci

Hay muchas formas de entrar al Reino de Dios, pero una sola es la puerta: Jesús.

El Reino de los Cielos, comprimido en una pequeña semilla, fue tomado por un Hombre, Quien lo arrojó a Su jardín, el mundo, y (el cristiano) se hizo como un árbol inmenso, y las aves del cielo vinieron a habitar en sus ramas.

El Reino de los Cielos no es para las aves, sino para los hombres que viven “como pájaros”, es decir, sin casi tocar el suelo y apartándose de su naturaleza terrenal. Así, viviendo más según su naturaleza celestial, viven más “al amparo de Dios”, que entre las preocupaciones de esta vida pasajera. Estas aves son las “águilas” que se reunirán para juzgar el mundo (I Corintios 6, 2), cuando la tierra sea solo podredumbre.

El Reino de Dios es la masa que una mujer (la Santa Virgen María) tomó con sus manos, para ponerla en tres medidas de harina (en el ser humano, ahora dividido en tres): el alma, el cuerpo y el Espíritu, hasta que toda ella quedó leudada.

Para nuestra eternidad en el Reino de Jesús, ni el precio de la vida ni ningún otro precio es demasiado grande.

Las aflicciones de esta vida no son dignas de ser comparadas con nuestra gloria futura.

Hay muchas formas de entrar al Reino de Dios, pero una sola es la puerta: Jesús. Si no podemos entender qué es el Reino de Dios, al menos aceptémoslo como un niño que no es capaz de concebir ningún desacuerdo dialéctico.

(Traducido de: Părintele Arsenie Boca – Mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, pp. 105-106)