Cristo es felicidad
La felicidad tiene un solo nombre: Jesucristo. Él es todo lo que podría desear el hombre.
La felicidad tiene un solo nombre: Jesucristo. Acaso desconocido o incomprendido por muchos de nosotros. Un Nombre que los santos calificaron como “amado”, “querido”, “dulce”, etc. Es la felicidad misma, de una forma como no ha existido jamás y no podría volver a existir. Él es todo lo que podría desear el hombre. Más no puede pedirse y más no puede recibirse. ¡Es todo! Si el corazón del hombre está sediento de eternidad, entonces Él es eternidad. Si tiene hambre de Verdad, entonces Cristo es la Verdad más honesta, la más pura. Si el alma suspira por la luz, entonces Él encontrará la Luz que habrá de abrazarle y consolarle infinitamente. Y si, simplemente, el hombre solamente quiere ser feliz, entonces no tiene más que pedirle a Cristo que se le acerque, que venga, que lo reciba y le ofrezca todo eso que, desde siempre, ha preparado para él. Y todo, sin pedir nada a cambio, porque el hombre es débil y finito. Sin pedirle cuentas por todo lo que ha hecho hasta hoy, porque el ser humano se halla tan lleno de pecados, que muchas veces ni él mismo sabe qué hay de bueno y de malo en su interior...
(Traducido de: Monah Paulin, Invitații la libertate, Editura Egumenița, 2008, p. 29)