Cristo, nuestro sanador
Porque Aquel que hizo el alma hizo también el cuerpo, y Él, Quien puede sanar el alma inmortal, puede sanar también el cuerpo, las enfermedades y los efímeros sufrimientos.
Si creyeras que las eternas e incurables heridas del alma inmortal y sus enfermedades provocadas por el vicio pueden ser sanadas por Cristo, creerías que Él puede sanar también los males y las enfermedades pasajeras del cuerpo, y sólo a Él acudirías, soslayando los remedios y cuidados de los médicos.
Porque Aquel que hizo el alma hizo también el cuerpo, y Él, Quien puede sanar el alma inmortal, puede sanar también el cuerpo, las enfermedades y los efímeros sufrimientos.
(Traducido de: Sfântul Macarie Egipteanul, Cele cincizeci de omilii duhovniceşti, omilia XLVIII, 4, în PSB, volumul 34, p. 277)