¿Cuál es el propósito de la encarnación de Cristo?
El hombre nace con muchos carismas, porque es “imagen de Dios”. Es un privilegiado en toda la creación. Su propósito, entonces, es alcanzar la “semejanza” con Dios.
La primera pareja de humanos, Adán y Eva, con su caída, hicieron que todos fuéramos echados del Paraíso. Cristo y Su Santísima Madre, “el nuevo Adán y la nueva Eva”, nos llaman a volver a aquel lugar, a retornar a la gloria y la felicidad que no terminan con la muerte, a hacernos “dioses por la gracia”, eternos. Este es el propósito de la divina encarnación, el nacimiento de Jesús, y estaremos realizando ese propósito si nos decidimos a renacer en el Espíritu Santo.
¡En la Natividad del Señor, las campanas redoblan, anunciándonos la Buena Nueva! Debemos, pues, escucharlas en nuestro interior, ontológicamente, existencialmente, conscientemente y no sólo sentimental y superficialmente. En ese glorioso día, si nos reducimos a alegrarnos por el simple sonido exterior de las campanas, no seremos capaces de experimentar el Nacimiento del Señor en verdad.
El hombre nace con muchos carismas, porque es “imagen de Dios”. Es un privilegiado en toda la creación. Su propósito, entonces, es alcanzar la “semejanza” con Dios.
(Traducido de: Arhimandritul Timotei Kilifis, Hristos, Mântuitorul nostru, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 32)