¿Cuál es la misión de los monjes en el mundo?
Cuando alguien se aleja del mundo y entra al monasterio, se hace padre o madre, es decir, padre espiritual o madre espiritual.
Los monjes son la fiel armada de Cristo, por eso ni siquiera cobran un salario. ¡Esta es la razón por la cual muchos no pueden olvidar al Santo Monte! Porque, a donde vayan, siempre se les pedirá dinero, etc., en tanto que, en el Santo Monte, se les entrega un documento, y después pueden ir al monasterio que quieran, sin pagar absolutamente nada. Comen, reciben hospedaje, aprenden mucho... Recuerdo que, cuando acababa de mudarme a la cabaña de la Santa Cruz, vino a buscarme alguien para contarme sus problemas. Estuvimos hablando durante una hora y media. Después de eso, sacó un billete de 500 dracmas y me lo ofreció. “¿Qué es esto?”, le pregunté. “Una simple consulta con el médico cuesta eso... ¿O es muy poco?”, me respondió.
Luego del último incendio, representantes de la Santa Comunidad vinieron a ver qué se necesitaba (en esa parte de Athos), y se detuvieron un poco en la cabaña. Recuerdo que, en el contexto de nuestra conversación, les dije: “Nosotros no hemos venido aquí a recibir, sino a dar”. “Es la primera vez que escuchamos algo así”, respondieron ellos, y transcribieron lo que les acababa de decir. ¿Es que nos hicimos monjes para recibir cosas materiales? No, nos hicimos monjes para dar lo que necesita el espíritu, sin recibir nada material a cambio. (Venimos) para librarnos de las preocupaciones de la vida y dedicarnos a las cosas del alma. Dejamos el mundo por amor a Cristo, para ser liberados de las pasiones y librar también a otros de las suyas.
Nuestro propósito es ayudar a los demás con nuestras oraciones y nuestro ejemplo, para que también ellos puedan renacer espiritualmente. Cuando alguien se aleja del mundo y entra al monasterio, se hace padre o madre, es decir, padre espiritual o madre espiritual. Cuando una chica se hace monja, se “casa”, se vuelve novia de Cristo, una madre espiritual, y ayuda al renacimiento espiritual de los demás. Con sus oraciones, ella ayuda, por ejemplo, a la fundación de familias bendecidas. Pero, más allá de la oración, hay casos en los que también se necesita ofrecer una ayuda más tangible. Cualquier monja virtuosa, sumado a la oración que hace por el mundo, ayuda mucho también con su comportamiento, con una actitud correcta ante cualquier circunstancia, con el consejo que les da a los peregrinos para ayudarlos a entender el sentido más profundo de la vida, o con sus afectuosas recomendaciones para con las madres que necesitan una palabra de aliento en la crianza de sus hijos.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovnicești. Volumul II. Trezvie duhovnicească, traducere de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, ediția a doua, Editura Evanghelismos, București, 2011, pp. 357-359)