Cuando avanzamos espiritualmente, el miedo se aleja de nosotros
Cuando navegamos en el mar de esta vida, a menudo encontramos vientos fuertes, tormentas: discusiones, tentaciones, enfermedades, sufrimiento, dolor, persecuciones y otros peligros. Pero no debemos perder el coraje. ¡Perseveremos en la fe!
El anciano Filoteo decía que en esta vida pasajera, en la que debemos atravesar distintas pruebas, tenemos que aprender a fortalecer nuestra fe en Dios. Esta efímera vida se asemeja al mar y nosotros, los hombres, somos como pequeñas embarcaciones en ella. Los barcos que surcan el mar no siempre encuentran aguas calmas, sino que muchas veces deben hacer frente a vientos fuertes y terribles tormentas. De la misma manera, nosotros, cuando navegamos en el mar de esta vida, a menudo encontramos vientos fuertes, tormentas: discusiones, tentaciones, enfermedades, sufrimiento, dolor, persecuciones y otros peligros. Pero no debemos perder el coraje. ¡Perseveremos en la fe! Y si, siendo débiles y pobres de fe, perdemos el valor ante los peligros, hagamos como Pedro, llamando a Cristo. El nos extenderá Su mano y nos salvará.
Al anciano Anfiloquio le preguntaron si le tenía miedo a la muerte, y respondió: “No, no le tengo miedo, pero no por mis obras, sino porque creo en la misericordia de Dios”. También decía: “Por medio de la gracia de Dios, el hombre consigue escalar espiritualmente, transformarse, convertirse en otro hombre... y así es como el temor desaparece. Deja, así, de tenerle miedo a la muerte y empieza a considerar esta vida, por buena que parezca, una simple esclavitud”.
(Traducido de: Părintele Dionysios Tatsis, Cuvintele Bătrânilor, traducere de IPS Andrei Andrecuţ, Editura Renaşterea, 2013, p. 91; p. 93)