Los momentos más sublimes para quien lleva una vida con el Señor, serán esos cuando, después de pasar a la vida eterna, el alma creyente se presente frente al Señor. ¡Oh, qué encuentro tan añorado y santo será ese!

Tal es la clase de encuentro y recepción que en el Cielo tiene el hombre espiritual. Después de haber vivido con el Señor, después de haber luchado y vencido con su alma, se presenta ante Aquel que en el mundo fue su Rey, su Soberano y su Guía.

Entonces, los ángeles lo conducen de la mano ante la presencia del Señor. Lo llevan desde este mundo y lo presentan al Señor, proclamando: “¡Del mundo traemos esta alma ante Ti, Señor y Dios! Esta alma te sirvió, te escuchó, vivió contigo... ¡Recompénsala ahora con la gloria que prometiste a todos Tus fieles!”.

(Traducido de: Preotul Iosif Trifa, Oglinda inimii omului, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2009, p. 88)