Cuando el corazón no responde a la oración
No debemos forzar el corazón en esta situación; entonces la oración debe pronunciarse con la boca.
Cuando el corazón no responde a la oración con su calor y su propio movimiento, entonces es necesario ponerle una atención especial.
No debemos forzarlo ante tal situación, es mejor orar con la boca, porque, de lo contrario, el corazón puede debilitarse debido a la presión creada sobre él y podrían aparecer hasta problemas somáticos. El hecho que el corazón no ame la oración debe atribuirse a la comisión de determinados pecados, algunos hasta con la mente. En tales casos, aunque la memoria no registre nada, ni siquiera el más pequeño sentimiento de culpa, no debemos dejar sin descubrir la causa, sino que debemos hacernos humildes, diciendo: “¡Sana mi alma, porque soy pecador!”
Aunque algunas veces pareciera que el corazón no responde inmediatamente a la oración, muchas veces lo hace tiempo después. A nosotros lo que nos sirve es mantener el espíritu de contrición y de devoción, que proviene de la humildad.
(Traducido de: Hierotheos Vlachos, Mitropolit de Nafpaktos și Sfântul Vlasie, Cunosc un om în Hristos: Părintele Sofronie de la Essex, traducere din limba greacă de pr. Șerban Tica, Editura Sophia, București; Editura Cartea Ortodoxă, Alexandria, 2011, p. 254)