Cuando empieces a practicar la “Oración de Jesús”, verás todo lo que te puede ofrecer
Cuando Cristo se fortalezca en tu corazón, no querrás ni Roma ni Jerusalén, porque Cristo, nuestro Señor, junto con Su honradísima Madre y con todos los ángeles y santos vendrán a ti y vivirán en ti.
En vez de todas esas crucecitas, pinturas y retratos, aprende a dibujar en tu joven y rebosante corazón el Dulcísimo Nombre, la luminosa oración: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”. Cuando Cristo se fortalezca en tu corazón, no querrás ni Roma ni Jerusalén, porque Cristo, nuestro Señor, junto con Su honradísima Madre y con todos los ángeles y santos vendrán a ti y vivirán en ti.
Esmérate en cultivar la “Oración de Jesús”, porque es nuestra vida entera, toda belleza, todo consuelo. Al comienzo podrá parecerte difícil de practicar, pero eso es algo normal. Pero, después, verás lo valiosa que es, porque sentirás el júbilo y el amor que te puede ofrecer.
(Traducido de: Starețul Anatolie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2012, p. 107)