Cuando estés enfermo, pon toda tu esperanza en Dios y acuérdate continuamente de la pasión y muerte de Cristo, para fortalecer tu espíritu frente a los sufrimientos de la enfermedad. Levántate a medianoche y ora en la medida que tus fuerzas lo permitan. Ora sin cesar, como sepas y como puedas hacerlo.

Pídele al Señor el perdón de tus pecados y paciencia para soportar la enfermedad. Absténte de toda lamentación y enfado, tan comunes en los momentos de prueba. Nuestro Señor Jesucristo soportó los peores sufrimientos y dolores, por nuestra salvación... ¿qué hemos hecho o qué hemos sufrido nosotros, por nuestra propia salvación?

(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Viaţa duhovnicească a creştinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, Bucureşti, 2010, p. 72