Cuando la comida se convierte en el ídolo del hombre
La pasión de la gula tiene dos formas: la demonización del vientre y la demonización del paladar.
La pasión de la gula tiene dos formas: la demonización del vientre y la demonización del paladar. La primera es la voracidad, cuando a la persona le interesa más la cantidad que la calidad de lo que come. Y la segunda es la búsqueda del placer de los receptores gustativos, el culto al refinamiento culinario; en general, todo lo que hoy en día llaman gourmet.
La pasión de la gula (como muchos otros vicios) alcanzó su monstruoso apogeo en la Roma antigua. Algunos patricios, para deleitarse infinitamente en sus colosales banquetes, tenían unos instrumentos especiales hechos con plumas de aves, con el fin de provocarse náuseas y vómitos después de haber comido hasta empacharse, para vaciar sus estómagos y poder seguir comiendo más.
(Traducido de: Preot Pavel Gumerov, Cele opt păcate de moarte și lupta cu ele: ascetica ortodoxă pentru mireni, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2014, p. 49)