¡Cuando nos dirijamos al trabajo, tengamos a Cristo en nuestra mente!
Permanezcamos en Cristo, y con Él todo nos será posible. Escuchen lo que dice el Apóstol Pablo: “¡Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece! ¡Y sin Él, nada podríamos hacer!”
Hermanos, trabajemos con amor. Trabajemos, pero teniendo a Cristo en nuestra mente. Que nadie se quede ocioso. Trabajemos, esforzándonos hasta el sudor, porque así se nos fue ordenado desde el comienzo, “Con el sudor de tu frente obtendrás tu pan” (Génesis 3, 19).
Y en nuestro sudor y afanes, en fábricas y factorías, en lo que sea que hagamos, tengamos siempre a Dios en nuestra mente. Tengamos siempre con nosotros a Cristo, porque con Él todo es posible. Escuchen lo que dice el Apóstol Pablo: “¡Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece! ¡Y sin Él, nada podríamos hacer!”
(Traducido de: Arhimandrit Cleopa Ilie, Îndrumări duhovniceşti pentru vremelnicie şi veşnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 163)