Palabras de espiritualidad

Cuando nosotros mismos le abrimos la puerta del alma a nuestro peor enemigo

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Vemos que, cada día, a cada instante, muchas personan le abren la puerta de su alma al demonio, sometiéndose a las pasiones como el orgullo, la venganza, la maldad, etc.

La virtud es la verdadera dignidad del cristiano ortodoxo. Y si nos esforzáramos más en cultivarla, nadie podría arrebatárnosla, ni siquiera el maligno. Solamente nosotros mismos nos la podemos quitar, si no somos fieles a Cristo, si utilizamos mal nuestra débil voluntad. Dios le dio al hombre un alma inmortal, con el propósito de que fuera morada de la Santísima Trinidad (Juan 14, 23).

El alma es una fortaleza invencible para el maligno. Ningún enemigo puede apoderarse de ella a la fuerza y entrar en ella como un conquistador. Pero vemos que, cada día, a cada instante, muchas personan le abren la puerta de su alma al demonio, sometiéndose a las pasiones como el orgullo, la venganza, la maldad, etc., y le ponen en la mano las llaves de tan preciado tesoro.

¡Si las personas no le abrieran las puertas de su alma al enemigo, nadie podría entrar en ella y causarle perjuicio!

(Traducido de: Arhimandritul Serafim AlexievViața duhovnicească a creștinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, București, 2010, p. 49)