Palabras de espiritualidad

Cuando oramos a la Santísima Trinidad

  • Foto: Catalin Acasandrei

    Foto: Catalin Acasandrei

Pedimos que el Espíritu Santo intervenga en nuestra vida, que examine nuestra existencia y nos sane de los sufrimientos en los que hemos caído por causa de nuestra negligencia, por llevar una forma de vida que Dios no bendice.

En nuestras oraciones iniciales, nos dirigimos, en primer lugar y en conjunto, a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Con esto, pedimos la misericordia del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo. Es decir, pedimos que la Santísima Trinidad se apiade de nosotros. A continuación, tomamos cada persona de la Santísima Trinidad por separado, y decimos: “Señor, límpianos de nuestros pecados”; aquí nos dirigimos a Dios-Padre. El primer anhelo que tenemos para avanzar en la vida espiritual es ser purificados de los pecados que hemos cometido y que han dejado un rastro en nuestra alma, en nuestro ser. En los oficios litúrgicos por nuestros difuntos, decimos: “soy la imagen de Tu grandeza, aunque llevo conmigo las heridas del pecado”. Entonces, ya que nuestra alma tiene las marcas del pecado, deseamos purificarla, y por eso decimos: “¡Señor, límpianos de nuestros pecados!”.

Los pecados causan la culpabilidad de quien los comete, y es por eso que pedimos el perdón de Dios-Hijo, al decir: “¡Señor, perdona nuestras faltas!”. Los pecados son faltas, ilicitudes, quebrantamientos a la ley de Dios. Entonces, le pedimos al Señor que nos perdone cada una de esas transgresiones y las huellas que nos hayan dejado en el alma. Pedimos el perdón de nuestras culpas, nuestras faltas y pecados.

Y después nos dirigimos al Espíritu Santo, diciendo: “Oh, Santo, mira y sana nuestras debilidades, por Tu nombre”. Pedimos que el Espíritu Santo intervenga en nuestra vida, que examine nuestra existencia y nos sane de los sufrimientos en los que hemos caído por causa de nuestra negligencia, por llevar una forma de vida que Dios no bendice. Y, después de mencionar a las tres personas de la Santísima Trinidad, le pedimos Su misericordia, repitiendo tres veces las palabras: “Señor, ten piedad”, dirigiéndonos nuevamente a las Tres Personas de la Santísima Trinidad.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Pași pe calea duhovnicească – convorbiri realizate de Părintele Sabin Vodă, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2010, p. 77)